Me importaba un pimiento si te quedabas o si te ibas. Pero quedamos, secretamente, que compartirías el frío conmigo aquella noche. Sí, el frío, porque era junio, principios de invierno y, contrariamente a lo que se solía esperar de esta época del año en los trópicos, hacía frío. Atropellé el orgullo para aceptarte en mi cama; lo atropellé porque no debería haberlo permitido, que ya sabía que tenías un afecto, que te iba por el alma un rostro de mujer y que tu cuerpo sólo contestaba ahora a su llamado, sin importarse si yo te quería verdadera e intensamente.
Me debería importar un bledo si te fueras o si te quedaras– y ahora veo que ya me traiciono; a mí que debería estar fiel a mi mundo, a mis nuevas mujeres. – , pero la verdad es que te quería con toda mi alma, y secretamente quedamos que compartirías la noche conmigo, que coceríamos juntos la pasta y lo que hiciera falta, que tragaríamos copas y que el amor vendría, aunque tarde, a nuestros corazones. La verdad es que este último punto no fue quedado, fue más bien deseado ilusionadamente.
Entre lo dicho y lo hecho hay mucho trecho. Así que la mañana siguiente éramos dos desconocidos tumbados lado a lado, con la sensación de que habíamos invadido el uno al mundo del otro y no éramos capaces de decir una palabra siquiera de cariño o tocarnos. Sí, imposible tocarnos. Yo no tenía manos hacia ti. Tú tampoco. Fue como si nos diéramos cuenta del error que había sido una noche sin amor, dos cuerpos que siquiera se encontraron.
El día siguiente no te puedo contar lo difícil que fue no poder tocarte. En aquel momento comprendí lo de los amores que no funcionan a la luz de la mañana: el nuestro era un ejemplo preciso de un amor en la oscuridad.
Hoy me importa un pepino.
Minha homenagem a meu grande e querido Mario Benedetti, pelos seus 80 anos:
Los formales y el frío (Mario Benedetti)
Quién iba a prever que el amor ese informal
se dedicara a ellos tan formales
mientras almorzaban por primera vez
ella muy lenta y él no tanto
y hablaban con sospechosa objetividad
de grandes temas en dos volúmenes
su sonrisa la de ella
era como un augurio o una fábula
su mirada la de él tomaba nota
de cómo eran sus ojos los de ella
pero sus palabras las de él
no se enteraban de esa dulce encuesta
como siempre o como casi siempre
la política condujo a la cultura
así que por la noche concurrieron al teatro
sin tocarse una uña o un ojal
ni siquiera una hebilla o una manga
y como a la salida hacía bastante frío
y ella no tenía medias
sólo sandalias por las que asomaban
unos dedos muy blancos e indefensos
fue preciso meterse en un boliche
y ya que el mozo demoraba tanto
ellos optaron por la confidencia
extra seca y sin hielo por favor
cuando llegaron a su casa la de ella
ya el frío estaba en sus labios los de él
de modo que ella fábula y augurio
le dio refugio y café instantáneos
una hora apenas de biografía y nostalgias
hasta que al fin sobrevino un silencio
como se sabe en estos casos es bravo
decir algo que realmente no sobre
él probó sólo falta que me quede a dormir
y ella probó por qué no te quedás
y él no me lo digas dos veces
y ella bueno por qué no te quedás
de manera que él se quedó en principio
a besar sin usura sus pies fríos los de ella
después ella besó sus labios los de él
que a esa altura ya no estaban tan fríos
y sucesivamente así
mientras los grandes temas
dormían el sueño que ellos no durmieron.
in: http://www.clarin.com/diario/especiales/benedetti/poema31.htm