Giuli, Alessandro y Maia.
Los brasileños hemos enseñado la palabra saudade a los compañeros de otros rincones del mundo, en la estancia en Madrid. Hemos dado nuestra contribución lingüístico-afectiva a los recuerdos que todos se llevarían de allí a sus mundos. De vuelta a sus países, a sus casas e historias, todos escriben cartas en las que se lee, destacada, la dulzura de un “tengo saudades”, o “saudades de você”. La saudade es colectiva. Ha sido una experiencia bellísima. ¡Nunca he sentido tanta nostalgia como en este invierno brasileño de 2006! Los últimos dos meses he deseado miles de veces que fuera de nuevo el 2005, que fuera el Guadalupe, con sus escaleras, pasillos, la cafetería, el comedor. ¡Quisiera haber ido a
Lo que echo de menos verdaderamente es a la gente. No serviría de nada tener Madrid nuevamente y no tener allí a mis amigos. Sería como volver a un salón vacío, donde antes hubiera ocurrido una linda fiesta de disfraces. Las clases a veces tan pesadas, las pendejadas del profesor Sánchez Lobato... Todo me hace falta en este un año. Hace un año yo tenía las temperaturas altas de España, la habitación donde viví dos meses intensos, donde escribí cuentos, recibí amigos para charlas de saudade y compartir.
Me han regalado otro modo de habitar el mundo, en dos meses en España. Empecé a conocer, respetar y amar los musulmanes, conocí amigos de países que vivieron guerras separatistas recientes, descubrí el continente africano a través de gente tan noble, tan inteligente, tan buena. ¡Tuve charlas riquísimas con gente tan maravillosa, que ni lo puedo creer! Cierro los ojos y estoy nuevamente ahí: veo todo, todos, las filas para las comidas, nuestras idas y venidas por Moncloa, el descubrir la vida española y los españoles.
Madrid fue un trozo importantísimo de mi crecimiento como ser humano. Soy mucho mejor hoy, gracias a las experiencias que viví allí. Me veo más tolerante, respeto aun más las diferencias, sean ellas de cualquier naturaleza. Y tengo saudades. Saudades intensas. Quiero que mis amigos lean este texto. Qué bueno poder hablar de esta ausencia. Parece doler menos, se suaviza. Julio y agosto de 2006 han sido dos meses difíciles para mí. Me despierto y me acuesto pensando en España. Pensando en cada carita que me ha cautivado el alma en aquel Guadalupe. Un día nos veremos de nuevo, amigos. Allí, aquí, más adelante. En alguna parte. Iré a África (especialmente al Cairo, a Dakar y a Argel), iré a Belgrado, a Minsk, a San Petersburgo, a Yerevan, a Tbilisi. Un día nos abrazaremos de nuevo. Y me encantará rever mis amigas lindas de Armenia, mi amiga Maia de Georgia, a Camila, que ahora vive en Londres, las lindas y dulces chicas egipcias, especialmente a Marwa, a Sally -mi querida compañera de viaje a Barcelona -, a Cherine..., ¡tanta gente preciosa!
¡Quedaos con todas las fuerzas buenas de este planeta, amigos! ¡Quedaos con las muchas maneras que vosotros tenéis de ver el Creador!
¡Os quiero mucho a todos y todas, recibid mi abrazo lleno de SAUDADES y de mucha nostalgia!
Besos en vuestros corazones,
Fabiana.
La linda del Guadalupe (cosas del señor David Melo.... jeje).
Um comentário:
Todos iguales,
todos diferentes.
Y para todos
es difícil
matar saudades.
até logo,
gaetano
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